Tener un huesped en casa nunca había despertado tantas emociones y… pasiones.
De hecho, la misma noche en que llegó le dije a mi madre que me incomodaba su presencia, que no me inspiraba confianza. Y lo mismo con mi padre, pero ninguno de los dos me hizo ningún caso.
¿Que había venido a hacer aquel intruso a mi casa? Y lo peor de todo… ¿por que me resultaba tan irresistiblemente atractivo?
Valoraciones
No hay valoraciones aún.